CAPÍTULO 4 – Jamás entendí por qué tomaste esa decisión

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como superar el suicidio de un ser querido

Eran las 7 de la noche de un miércoles, en ese momento sonó el teléfono de mi casa.

La que parecía ser una llamada más, terminó siendo una llamada de terror.

Cristian, uno de mis mejores amigos en el colegio, estaba en la línea.

“Pérez, acaban de encontrar ahorcado a Jose”, me dijo.

Por un momento pensé que todo era un chiste, que Cristian me estaba haciendo una broma.

Éramos adolescentes, aunque la noticia parecía ser muy pesada para ser una broma.

Mi mente inmediatamente se resguardó en la posibilidad de que todo fuera un mal chiste.

Jamás pensé que algo como esto le podría pasar a un amigo, sobre todo, un amigo tan cercano como lo era Jose.

Una semana antes de que esto ocurriera, Jose me había invitado a su casa para mostrarme un nuevo computador que le había comprado su padre y también para contarme algo. 

Jose me llamó un jueves y me dijo, “Pérez, lo invito para que venga el sábado a mi casa, le voy a mostrar un compu nuevo que me compró mi papá. Además, le voy a contar de algo que haré pronto”.

Hasta ahí todo normal, Jose y yo éramos muy buenos amigos desde el colegio, hacíamos planes de vez en cuando y nos divertíamos mucho.

Yo acepté la invitación.

Fue así como un sábado a las 7 de la noche llegué a su casa.

Éramos muy buenos amigos pero ya llevábamos 1 año de graduados del colegio, nos habíamos distanciado un poco por la universidad.

Cuando nos veíamos, compartíamos largos ratos charlando, contando historias, chistes malos y jugando en el computador.

Era una de esas amistades sanas, ni siquiera íbamos de fiesta porque a Jose no le gustaba mucho la rumba ni el trago.

Jose era un muchacho muy sano, estudioso, juicioso, de esos pelaos de los cuales uno jamás imaginaría que iba a tomar la decisión de quitarse la vida.

Cuando llegué donde Jose, fuimos inmediatamente a ver el computador que le había comprado su papá.

Ellos tenían una relación muy estrecha, había mucho amor entre padre e hijo, se notaba a simple vista.

Solo vivían ellos dos en esa casa porque la mamá había hecho su hogar aparte hacía varios años.

Cuando Jose y yo nos sentábamos a jugar y charlar, podían pasar muchas horas y el tiempo pasaba volando.

Después de un buen rato Jose me dice, “Pérez ¿Recuerda que le dije que le iba a contar algo?”

Yo le dije “Claro Jose, cuéntemelo todo”.

Yo lo notaba muy ansioso por la noticia que me iba a dar.

Jose me dice, “Pérez, voy a dejar la universidad.”

Me pareció muy raro, Jose estudiaba Medicina Veterinaria.

Él siempre había querido estudiar eso y yo no entendía cómo podía salirse tan pronto de la carrera, apenas llevaba dos semestres.

Le dije, “Jose ¿Pero por qué se va a salir? ¿Qué va a hacer ahora?”

Él me dice, “Me voy para el Seminario, creo que tengo vocación y es lo mejor que puedo hacer en este momento”.

Esa noticia me tomó por sorpresa, nunca vi a Jose con vocación para el sacerdocio.

Pero como buen amigo, lo único que le pude decir es que, si él estaba seguro de lo que iba a hacer, lo único que podía hacer yo era apoyarlo.

Después de unas horas me fui para mi casa, para mí fue un buen rato que pasé con uno de mis mejores amigos.

Nunca imaginé que esa sería la última vez que vería a Jose con vida.

Me parecía un tanto extraña la decisión que había tomado mi amigo, pero tampoco puedo decir que lo haya visto triste, deprimido o algo similar.

De hecho, lo vi con mucha ilusión.

En ese momento no se me pasaba por la cabeza que Jose estuviera pensando en acabar con su vida.

Desgraciadamente, unos días después estaba recibiendo la terrible noticia, Jose había decidido partir de este mundo.

Cuando colgué la llamada en la que Cristian me había contado acerca de la muerte de mi amigo, salí corriendo a tomar un taxi para ir hasta su casa 

Cuando me estaba aproximando donde Jose, vi muchísima gente alrededor de su casa.

Muchas personas en busca del chisme, del morbo.

Cosas que aún no entiendo.

¿Por qué algunas personas disfrutan con episodios tan fuertes como este?

Yo llegué allí porque quería cerciorarme de que esto fuera cierto, yo no podía creer lo que había ocurrido. 

De hecho, en el momento en el que escribo estas palabras, me transporto a ese instante y siento como si explotara una bomba en mi cabeza.

Yo no podía razonar, no podía llorar y tampoco podía gritar.

Me quedé en silencio durante un buen rato, mientras, junto a un par de amigos más, seguíamos más o menos a media cuadra de la casa.

Todos en silencio sin entender muy bien lo que había pasado.

¿Por qué será que estos momentos de terror recordamos todos los detalles de una forma tan precisa?

A veces quisiera borrar de mi mente esos instantes, pero es imposible. 

Han pasado más de 15 años desde que ocurrió este suceso, lo sigo recordando como si fuera ayer.

Aún no existen terapias que borren recuerdos, aunque deberían existir.

Aún no existen terapias que borren recuerdos, aunque deberían existir. Clic para tuitear

Lo que sí podemos lograr, es recordar con menos dolor.

Porque los seres humanos a veces quisiéramos que el dolor desapareciera de un momento a otro como por arte de magia.

Pretendemos despertar un día y no sufrir más, pero eso es imposible.

Cuando sufrimos una pérdida es fácil caer en la victimización, creer que tenemos la peor suerte del mundo.

No entendemos por qué nos puede pasar eso a nosotros.

Creemos que nadie puede sufrir más de lo que estamos sufriendo en ese instante.

Pero con el tiempo todo pasa, con el tiempo hasta el dolor más grande en el alma, termina por apaciguarse.

La pérdida de un ser querido no es fácil de sobrellevar, pero es necesario que te aferres a la vida, a tu vida para poder seguir.

Aférrate a tu vida para seguir adelante.

Antes de la muerte de mi amigo, para mí era muy difícil aferrarme a la vida.

En este momento, te confieso algo que muy pocas personas sabían hasta hoy.

Cuando era adolescente tenía pensamientos acerca de querer desaparecer de este planeta, de morir.

Sentía que no sería capaz de vivir en un mundo que no me aceptaba.

Recuerdo particularmente una vez, en la que, estando en la ducha, rogaba a Dios porque me llevara, que no me dejara sufrir más.

Le pedía a Dios que me ayudara a morir, porque en el fondo, sabía muy bien que yo no sería capaz de hacer nada en contra de mi propio ser.

En ese momento yo creía que todas las personas me iban a rechazar por ser gay, que yo no tenía cabida en este mundo.

Además, con el tema de la muerte inminente de mi madre, se acababan mis razones para seguir en este mundo.

Qué equivocado estaba. 

Gracias a la vida, con el tiempo me di cuenta que las personas que me aman de verdad, jamás me rechazarán por lo que soy.

Con el tiempo también me di cuenta que podemos perder a nuestros seres más queridos, pero aún así, la vida sigue.

Lastimosamente este no es el caso de todas las personas. 

Hay mucha gente que toma la terrible decisión de quitarse la vida porque sienten que no encajan, que no son aceptados, porque son maltratados, porque no pueden llevar la vida que quieren sin ser señalados. 

Yo no supe cuál fue la razón por la cual Jose decidió partir de este mundo. 

Lo único que supe es que había dejado una carta, pero hasta el sol de hoy jamás he sabido qué dejó dicho en tal escrito.

No sé si tal vez Jose sentía que no encajaba, si tenía problemas con amigos, con sus padres.

Desagraciadamente jamás entendí por qué Jose tomó esa decisión.

Durante varias semanas me recriminé el no haberle hecho más preguntas esa noche, el no haber estado más pendiente de él durante esos días.

Pero con el tiempo también me di cuenta que hay cosas en la vida que son imposibles de prever.

Yo era simplemente un amigo que lo veía de vez en cuando.

En ese momento éramos solo dos adolescentes con miles de ideas y problemas en la cabeza, era casi imposible saber exactamente cómo ayudarnos entre nosotros.

Mucho menos podíamos ayudarnos cuando, ni siquiera compartíamos nuestros problemas con familiares y amigos.

Aunque también tengo que decir, tal vez nadie se preocupó nunca por preguntarnos acerca de lo que pasaba en nuestras vidas.

Nadie se interesó por nuestros problemas, siendo apenas unos adolescentes.

Es por eso que hoy quiero hacer un llamado a todas las familias y amigos que pueden tener un ser querido pasando por momentos difíciles.

Quiero hacerles un llamado para que estén pendientes de las personas que aman.

No se queden solo con lo que ven de sus amigos o familiares, no se queden con lo poco que les cuentan.

Porque difícilmente una persona expresará que se siente mal, que tiene problemas o que quiere morir.

Cuando una persona tiene problemas como la depresión, casi siempre prefiere callar. 

Ya sea por vergüenza, por pena, por no preocupar a la gente que aman.

Tal vez pienses que para ti es más fácil no involucrarte en problemas ajenos, en los cuales aparentemente no te deberías meter.

Pero lo que más necesita una persona que se siente atrapada en el dolor y los problemas, es que la escuchen.

Por esto te aconsejo hoy, involúcrate mucho con las personas que te importan, involúcrate hasta los huesos.

Pregúntales como se sienten, cómo están.

Si sientes que tu familiar o amigo no te está diciendo toda la verdad acerca de sus problemas, entonces gánate su confianza para que te cuente, para que lo puedas ayudar.

Quedarte de brazos cruzados ante un posible caso de depresión o suicidio puede ser fatal.

No te arriesgues a perder lo más valioso que tienes, la vida de las personas que amas.

Hasta el próximo capítulo.

Alejandro Pérez
@CangrejoPerez

Lee los otros capítulos de la serie Fluir:

Capítulo 1 – Adiós Papá
Capítulo 2 – Aprender a volar o morir
Capítulo 3 – ¿Quién nació para sufrir?
Capítulo 5 – Viviendo en el caos

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6 comentarios en «CAPÍTULO 4 – Jamás entendí por qué tomaste esa decisión»

  1. He llorado como loca,mi padre fue asesinado cuando era una niña en mi casa, nunca supimos porque ese señor lo había hecho, siempre me imaginaba entrar a la carcel y matarlo miserablemente como lo hizo con mi padre, la gente pensaba que como era una niña se me iba a pasar, cosa más errada, porque solo vine a perdonar ese señor cuando trabajando la empresa hizo un retiro espiritual y liberé ese dolor y rabia.. me quité un peso de encima culpándome por no matar ese señor y vengarme como todos los días lo pensaba

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  2. Uff todos los capítulos me han conmovido de sobremanera porque con todos me identifico ya que en ciertos momentos de la vida a uno Le pasan cosas muy difíciles.
    Pero este capítulo en especial me recuerda a mi adolescencia y aunque nunca deje de creer en Dios muchas veces me autoagredia, y cuando estaba en depresión le pedía a Dios que me diera la valentía para acabar con mi vida o que lo hiciera por mi. Y así dure hasta los 26 años en esa época no tenía idea de que todas esas depresiones crisis y demás eran producidas por el hipotiroidismo y mi familia pues muchas veces intento ayudarme pero nunca supo como y mi hermana si intento llevarme a un psicólogo pero no quise hasta que hace 9 años mi hermano perdió la vida (y días después cuando lo asimile no me quedo otra opción que seguir viviendo otro golpe mis padres creo que no lo soportarian), hoy en día con 30 años no digo que lo eh superado pero si eh aprendido a vivir la vida y a manejar las crisis pues muchas veces nadie tiene la culpa de lo que me este pasando, esto lo comparto para decirle a los padres de familia que estén pendientes de sus hijos, y que les brinden confianza, amor y apoyo sin juzgar conviertanse en esas personas que estarán abiertas para ayudar y curar sus heridas tanto físicas como emocionales.
    Y a los jóvenes no sean como José, o como yo busquen ayuda y no dejen que el suicidio y la autoagresion sea parte de sus vidas

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    • Gracias por compartir tu historia Karen. Me alegra que hoy en día hayas superado esa etapa, no es fácil, siempre quedarán recuerdos. Lo importante es sobreponerte a ellos y seguir adelante. Un abrazo enorme para ti.

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  3. Cangre!!!! yo soy una mama sobreviviente al suicidio de Maria Camila de 19 años….hace 8 años….aun no entiendo pero respeto su decision…ella se fue sin decir ni adios, ni hasta liuego….me ha costado mucho entender ….pero recien empiezo a aceptar que donde este, esta bien… fue su eleccion, Los que nos quedamos y en especial yo, debimos emprender el largo camino de aprender a vivir sin ella, lo hago un dia la vez, cada dia sera un aprendizaje, tuve que reiniciar mi disco duro, pero lo importante ha sido aprender que fue su decision, no la mia….ay mi Cami, la respeto pero no la comparto, mientras tanto aca voy dandole golpes a la vida, aprendiendo a vivir sin ti….

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    • Claudia, la vida continúa y mientras solo podemos dedicar nuestros días a vivir al máximo, por los que partieron, pero sobre todo por nosotros mismos. El camino no es fácil, lo sé, pero estoy seguro que con tu fortaleza has sabido seguir adelante, eso me alegra. Te envío un abrazo enorme y que tengas un lindo 2019.

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