No se deje amarrar

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amarres para el amor
Entender cómo opera el cerebro de los seres humanos es una tarea muy compleja, pero es peor aún entender cómo opera esa vaina llamada corazón.
Es increíble ver cómo los seres humanos tenemos que estar siempre buscando amor para ser felices, creemos que solo de esa forma encontraremos ese complemento que nos hará mejores personas y ciudadanos de bien, cuando estando solos deberíamos ser lo suficiente fuertes como para ser felices sin necesidad de depender de terceros.
 
Pero como acá todo ese discurso valdrá tres pesos, porque igual el 100% de quienes lean este artículo seguirán en búsqueda de ese amor que llenará todos los vacíos que ni siquiera tienen, entonces mejor procedamos al tema que nos atañe en esta oportunidad, comencemos una ley cangrejiana.
 
Ley Cangrejiana: El amor es esa soga al cuello que todo el mundo se quiere echar pero que muy pocos resisten.
 
Nada mejor que comparar el amor con una soga, porque en últimas eso es lo que termina siendo, no en todos los casos, pero sí en muchos. Las personas desde el principio de los tiempos han pensado que enamorarse es amarrar la otra persona a sus designios y/o del mismo modo en sentido contrario, grave error.
 
Cuando uno se enamora es con el fin de buscar la felicidad y hacer la vida más fácil, no para terminarla de complicar amarrándose a las decisiones que otro  personaje venga a imponer, y es allí donde todo falla.
 
Es triste ver como los seres humanos nacemos libres, para posteriormente terminar subyugados ante la voluntad de otra persona; sí, subyugados, porque muchos pierden su capacidad mental para decidir y razonar,  de este modo dejan que la otra persona sea quien toma las decisiones, las riendas y la soga.
 
A poco ustedes no han visto a esos matrimonios que la mujer le escoge desde la camisa hasta los calzoncillos al Señor de la Casa, pues este es un ejemplo claro de lo que quiero expresar en este artículo, la codependencia que termina acabando con la singularidad de un ser humano para convertirse en una extremidad más de su pareja. En los noviazgos también se ve mucho esta situación, cuando uno de los dos termina por ceder todo su espacio para dedicarse a compartir su tiempo solamente con los amigos y familia de su pareja ¡qué mamera! Uno también debe ocuparse de sus seres queridos, no los abandone por un(a) aparecido(a) que tarde o temprano se irá sin siquiera pedir perdón por todo el tiempo que le hizo perder a su lado. 
 
Moraleja Cangrejiana: Los seres humanos nacemos libres, autónomos e independientes, todo sería más fácil nos convenciéramos que tener una relación no es entregar la voluntad propia al antojo de otra persona. No se deje amarrar.
 
Alejandro Pérez
@CangrejoPerez
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3 comentarios en «No se deje amarrar»

  1. estoy totalmente de acuerdo no debemos ceder, no podemos perder nuestra escencia, es decir casados o o con novio (a) pero libres.

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  2. El amor en toda su expresión es libre y quiere lo mejor para el objeto de su amor. Estamos lejos de comprender el amor porque lo que sentimos son apegos; alguien que me haga feliz a mí, que me consienta, que me complazca a mí. El otro pasa a ser el proveedor de todo y obviamente a eso no se le puede llamar amor. El amor puro nace de un corazón transparente donde no hay lugar para el egoísmo ni para los defectos; de ahí que lo más parecido al amor verdadero es el amor de madre, que es incondicional y no espera ser retribuído. Lo demás será enamoramiento, que es pasajero.

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